“La Antroposofía es un sendero de autoconocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo.”
Así describía Rudolf Steiner, su fundador, el concepto de Antroposofía. Y añadía a continuación:
“Surge en el ser humano como necesidad del sentimiento y del corazón. Y encuentra su justificación cuando consigue que se pueda satisfacer esa necesidad. Sólo puede reconocer la Antroposofía el que encuentre en ella aquello que busca a partir del corazón. Y por consiguiente, solo pueden ser antropósofos quienes sienten determinadas cuestiones sobre la esencia del hombre y del mundo como una necesidad tan vital como la que se siente cuando tenemos hambre y sed.”
La mayoría de seres humanos llevan internamente las preguntas de “¿Quién soy?”, “¿Por qué estoy en este mundo?”, y “¿Qué sentido tiene mi vida?”. Antiguamente, y también hoy, eran las religiones las que se encargaban de dar respuesta a estas preguntas. Actualmente, la ciencia, la técnica y la economía han evolucionado de tal manera, que el ser humano ha quedado totalmente desconectado de su propio origen y del sentido de su existencia. Muchos seres humanos sienten que vagan a la deriva en una vida sin sentido, que se debate en medio de una lucha por la supervivencia que le obliga a adaptarse al medio hostil y competitivo que le rodea.
Frente a esta situación han ido divergiendo dos posturas, que se consideran únicas e irreconciliables. Unos consideran que el ser humano es solo un conglomerado de células resultado de una evolución basada en el azar y en la selección natural. Y en el otro extremo otros se aferran a alguna religión, creyendo que todo es obra de la voluntad de Dios, y que hay que tener fe y aceptar sus designios aunque no los entendamos ni los podamos entender nunca. Parece que solo hay dos opciones: la razón o la fe, la ciencia o la religión.
No obstante todo ser humano lleva en su interior el anhelo de libertad, el impulso del amor y la capacidad de crear, y esas tres capacidades le convierten en algo único y especial. Y de esas capacidades surge un impulso, una voz que resuena en el interior de cada uno: “conócete a ti mismo”. La solución a los conflictos que hoy en día tenemos planteados solo será posible si cada uno se esfuerza en dar respuesta a esa voz interior.
La Antroposofía muestra que el autoconocimiento es posible, y que el camino que nos lleva a él puede seguirlo hoy en día cualquier persona libre de prejuicios. Ya no hace falta retirarse del mundo y aislarse en un templo o en una ermita. Es cierto que es conveniente dedicar un tiempo al silencio, a la meditación y al estudio de temas espirituales, pero es precisamente en la vida cotidiana, a través del trabajo, de la familia, y de las relaciones sociales, donde podemos poner en práctica nuestros conocimientos y seguir avanzando. La Antroposofía proporciona conocimientos adquiridos de modo espiritual, muestra la forma de aplicarlos a la vida cotidiana, y también proporciona una guía para que cada uno pueda alcanzar esos conocimientos por sí mismo.